
Claudia Sheinbaum (MEX), jefa de gobierno de la Ciudad de México, con Alejandro Soberón (MEX), Presidente y CEO del Grupo CIE y Presidente del Gran Premio de México de Fórmula 1.
Un mitin récord encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum en la Plaza del Zócalo de la Ciudad de México el 9 de marzo reunió a decenas de miles de manifestantes, pero se convirtió en una celebración jubilosa una vez que se anunció una prórroga prometida. Habiendo seguido de cerca el entorno político y económico de México, encontré este mitin como una valiosa lección de liderazgo frente a los desafíos y la unidad nacional.
Por qué el mitin fue significativo
El mitin fue provocado por el anuncio del presidente de EE.UU., Donald Trump, de imponer un impuesto del 25% a las importaciones mexicanas, culpando a México por permitir el tráfico de drogas y la inmigración ilegal hacia Estados Unidos. Estos aranceles habrían representado una grave amenaza para la economía de México, particularmente para su industria automotriz, que representa el 4.5% del PIB del país y emplea a millones de personas. Las apuestas eran altas: un conflicto comercial prolongado podría forzar a México a una recesión, y los expertos estaban preocupados por una potencial caída en el PIB de más del 1% si se materializaban todos los aranceles.
Sin embargo, unos días antes del mitin, Trump anunció un retraso de un mes en los aranceles para la mercancía cubierta por el T-MEC. Esto se debió a los avances en las negociaciones bilaterales y la postura diplomática serena pero firme de Sheinbaum. En lugar de anunciar represalias como se había planeado, Sheinbaum optó por disfrutar de esta victoria temporal y fomentar el orgullo nacional en la manifestación.
Momentos clave del mitin
La atmósfera en el Zócalo estaba intensa, con bandas de mariachi y actores animando al público antes de que Sheinbaum tomara el escenario. Los seguidores ondeaban banderas mexicanas y coreaban cosas como “¡México merece respeto!” Al hablar, Sheinbaum reiteró el papel de México en la economía de EE.UU. y reafirmó su compromiso de proteger la soberanía nacional.
Como persona que prefiere la diplomacia a la confrontación agresiva, aprecié el estilo de Sheinbaum. En lugar de aumentar las tensiones con aranceles de represalia en el acto, eligió el diálogo y la paciencia, una estrategia que aparentemente funcionó por el momento. Sin embargo, este respiro temporal no elimina los problemas subyacentes. EE.UU. sigue siendo el mayor socio comercial de México, absorbiendo más del 80% de sus exportaciones. Cualquier perturbación en esta relación podría tener profundas implicaciones para ambas economías.
Dicho esto, no pude evitar notar cómo este mitin también fue políticamente ventajoso para Sheinbaum. Ya con más del 60% en términos de aprobación, este mitin sirvió para consolidar aún más su imagen como una líder fuerte que puede defenderse de los agresores del extranjero mientras une al país. Es un recordatorio de que la política nunca está lejos de la mesa, incluso en tiempos de crisis.
¿Qué sigue?
Aunque el mitin fue exitoso para mejorar la moral nacional, la incertidumbre pesa mucho. Los aranceles pospuestos pronto se revisarán, y no hay garantía de que no se implementen después. Para México, eso significa continuar fortaleciendo sus industrias domésticas y explorar cómo diversificar sus socios comerciales.
Para los mexicanos de a pie como tú y yo, el dilema también requiere poner énfasis en ser más conocedores sobre el efecto que la política mundial tiene en nuestra economía interna. Sea como sea que esto se haga, ya sea promoviendo productos “Hecho en México” o siendo pro-política como defensor de la estabilidad económica, todos tenemos una responsabilidad.
Y en conclusión, el mitin de la presidenta Sheinbaum fue una prueba positiva de que la unidad es la fuerza en la que podemos confiar durante tiempos inciertos. Aunque los desafíos continúan, este mitin demostró que los mexicanos pueden unirse cuando son amenazados y defender su orgullo e intereses. ¿No crees que eso es algo que celebrar?