
Panorama de símbolos jeroglíficos del alfabeto maya. Estos simbolizan palabras y se encuentran en sitios arqueológicos de México, Guatemala y Honduras. [Sébastien Lecocq / Alamy Stock Photo]
En abril nuestro país lanzó un rugido que resonó hasta Alemania. Pero con mucha razón. La casa de subastas Zemanek-Münster planeaba vender 17 piezas arqueológicas precolombinas, cada una un fragmento invaluable del alma de nuestras culturas originarias.
Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) analizaron las imágenes de los objetos y confirmaron que son bienes protegidos por la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, que los declara propiedad inalienable de la nación.
Por ello, su venta representa un delito que hiere nuestra identidad cultural. El INAH también inició una batalla legal para detener la subasta. Muchos mexicanos sentimos coraje al saber que nuestro patrimonio sigue en riesgo, pero también orgullo por la respuesta firme de nuestro gobierno.
Un llamado ético frente a la subasta ilegal del patrimonio
Claudia Curiel de Icaza, secretaria de Cultura, no dudó en actuar. Envió una carta formal a Zemanek-Münster solicitando la suspensión inmediata de la subasta ilegal y haciendo un llamado a reflexionar sobre el daño ético que implica comerciar con el patrimonio cultural mexicano.
Estas piezas no deben considerarse como simples objetos porque son símbolos vivos de nuestras raíces, creados por manos que forjaron nuestra historia. Desde 1827, México prohíbe la exportación de estos bienes sin permiso oficial.
Claudia dejó claro que son inalienables e imprescriptibles. Su mensaje generó apoyo masivo en redes sociales, donde muchos aplaudieron su valentía. Esta carta es un recordatorio de que nuestro patrimonio merece respeto, no un precio en euros.
La lucha contra la subasta ilegal
México no solo habló, sino que actuó. Inició procedimientos judiciales ante las autoridades alemanas para frenar la subasta y lograr la repatriación de estas piezas. Este paso es clave en la lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, un problema que durante décadas ha despojado a México de su historia.
Además, nuestro país se apoya en tratados internacionales, como la Convención de la UNESCO de 1970, para exigir justicia y protección. No es la primera vez que México enfrenta estos retos en tribunales extranjeros, pero cada batalla suma. Es muy emocionante solo pensar que estas 17 piezas podrían volver a casa, donde pertenecen, aunque el camino no será nada fácil.
Victorias que inspiran esperanza
Hablar de repatriación no es solo soñar porque hasta ahora nuestro país ya ha ganado importantes batallas. Por ejemplo, en 2022, Alemania devolvió 34 piezas arqueológicas tras negociaciones diplomáticas. Italia también ha detenido subastas ilegales. Estas victorias demuestran que la repatriación de patrimonio mexicano es posible. Aquí algunos logros recientes que llenan de orgullo:
- En 2023, Estados Unidos repatrió 1,294 piezas precolombinas, un tesoro rescatado del mercado negro.
- Una ciudadana francesa entregó tres piezas heredadas, reconociendo su valor cultural y origen.
- En 2021, Italia decomisó 43 objetos arqueológicos que ya están de vuelta en México.
Estos casos muestran que la presión internacional y la conciencia global están creciendo. Cada pieza que regresa fortalece nuestra identidad y nos acerca a la justicia cultural.
El futuro de nuestro patrimonio cultural
La lucha contra la subasta ilegal de abril no termina con una carta o una demanda. México sigue tejiendo una red de protección para su patrimonio cultural. La campaña #MiPatrimonioNoSeVende ha unido a miles en redes sociales, desde jóvenes hasta adultos mayores, todos exigiendo respeto por nuestras piezas arqueológicas precolombinas.
Según muchos, esta unión es la verdadera fuerza. Parece que el mundo por fin empieza a entender que nuestro patrimonio no es mercancía. Y nosotros, seguimos apoyando al INAH y celebrando cada pieza que vuelve a casa. La historia nos llama a no bajar la guardia.